ES HORA DE RETOMAR EL CAMINO PARA HACER VIDA EL EVANGELIO

Apreciados lectores, hemos culminado el tiempo pascual y, con el impulso del Espíritu, estamos invitados a retomar lo cotidiano de nuestra existencia con una mentalidad nueva y con propuestas de vida diferente. Desde la Cuaresma hasta Pentecostés, emprendimos un proceso de cambio interior y exterior; por tanto, el Tiempo Ordinario que continuamos en este mes nos debe llevar a vivir nuestra vida matrimonial, consagrada, sacerdotal o laical, con actitudes nuevas que reflejen el nuevo nacimiento que hemos experimentado.

Para fortalecer tal actitud, tendremos este mes una serie de Fiestas y Solemnidades que nos ayudarán a precisar las acciones para continuar nuestro camino de fe. En primer lugar, iniciamos este mes con la memoria de la Santísima Virgen María como Madre de la Iglesia, pues Ella nos anima a continuar en el camino en fidelidad a Jesucristo, para llegar al Padre con la guía del Espíritu. Por otra parte, el domingo 7 de junio celebraremos la Solemnidad de la Santísima Trinidad, fiesta que nos ayudará a profundizar en el misterio de Dios, Comunidad de Amor, para que transformemos los lugares en los que vivimos, trabajamos o estudiamos, en ambientes de fraternidad, respeto y renovación. Para concretar más este llamado, el domingo siguiente celebraremos como Iglesia la Solemnidad de Corpus Christi, para rendir especial honor y alabanza al Cuerpo y Sangre del Señor, que se entrega todos los días en la Sagrada Eucaristía, para seguir prolongando la salvación por el amor, que inició con el sacrificio en la cruz.

De igual modo, en este mes tendremos las Fiestas de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que, junto a la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, y la conmemoración de los Protomártires de Roma, nos recordarán que nuestro testimonio de fe ante el mundo debe estar respaldado por una fuerte comunión con Cristo, para que todo cuanto hagamos y pensemos sirva para la consolidación del Reinado de Dios en el mundo y no para satisfacer nuestro deseo de fama y poder.

Hermanos, la gracia de Dios se nos dispensa día tras día, por eso no dejemos pasar ni una sola oportunidad para dialogar con el Señor y poner en práctica todo aquello que suscita a nuestro corazón. Que la lectura diaria de su Palabra nos comprometa a ser testigos y misioneros del Evangelio que siembran paz y alegría por doquier

¡Dios los bendiga!

En familia, Minutos de Amor.

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