S. RODRIGO AGUILAR ALEMN
Radio Vaticano
Hoy, 28 de octubre, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de SAN RODRIGO AGUILAR ALEMN, quien fuera martirizado en un día como hoy del año 1927, en el poblado de Ejutla, en Jalisco, México. Nacido en este país, en la ciudad de Sayula, Jalisco, en 1875, fue párroco de Unión de Tula, en la Diócesis de Autlán. En el año 2000 Juan Pablo II lo declaró santo junto con otros 24 compañeros mártires mexicanos.
Unidos pues a la Iglesia Mexicana y a cuantos siguen haciendo resonar con sus vidas el grito de “viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe”, brindemos nuestro cálido aplauso San Rodrigo Aguilar Alemán.
Meditación
QUERIDO SAN RODRIGO: pocas noticias nos han llegado de tu vida. Sabemos que eras un sacerdote poeta con una fina sensibilidad. Consagraste tu sacerdocio a la Virgen Santísima de Guadalupe y con todo tu corazón implorabas: “Señor, danos la gracia de padecer en tu nombre, de sellar nuestra fe con nuestra sangre y coronar nuestro sacerdocio con el martirio”. Esta súplica implorada día a día parece que al fin dio resultado. Porque la persecución religiosa en México se desencadenó y cuando creció la tensión contra el clero, tuviste que abandonar tu parroquia y te ocultaste en la población de Ejutla. Allí tu súplica diaria se hizo más intensa. Por eso, al llegar las tropas federales, tu rostro resplandecía de paz y gozo y te despediste diciendo: “Nos vemos en el cielo”. En la madrugada te condujeron a la Plaza principal, arrojaron una cuerda a la rama de un árbol de mango y te la colocaron en el cuello. Y luego quisieron ponerte a la prueba para ver si la cercanía a la muerte te hacía renunciar a tus convicciones religiosas. Y con altanería te preguntaron: ¿Quién vive? Y tu valiente respuesta fue: ” Cristo rey y Santa María de Guadalupe” Molestos ante tal respuesta, tiraron con fuerza la cuerda y tú, quedaste suspendido… repitieron este suplicio otras dos veces pero tú volviste a repetir: ” Cristo Rey y Santa María de Guadalupe”. Ellos entonces una vez más tiraron de la cuerda pero tú ya no respondiste: habías entrado a contemplar a Cristo Rey y a Santa María de Guadalupe por toda la eternidad.

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