Como la grasa es lo mejor del sacrificio, así David es el mejor de Israel. Jugaba con leones como cabritos, y con osos como corderillos; siendo un muchacho mató a un gigante, removiendo la afrenta del pueblo cuando su mano hizo girar la honda, y derribó el orgullo de Goliat. Invocó al Dios Altísimo, quien hizo fuerte su diestra para eliminar al hombre aguerrido y restaurar el honor de su pueblo. Por eso le cantaban las mozas, alabándolo por sus diez mil. Ya coronado, peleó y derrotó a sus enemigos vecinos, derrotó a los filisteos hostiles, quebrantando su poder hasta hoy. De todas sus empresas daba gracias, alabando la gloria del Dios Altísimo; de todo corazón amó a su Creador, entonando salmos cada día; trajo instrumentos para el servicio del altar y compuso música de acompañamiento; celebró solemnemente fiestas y ordenó el ciclo de las solemnidades; cuando alababa el nombre santo, de madrugada, resonaba el rito. El Señor perdonó su delito y exaltó su poder para siempre; le confirió el poder real y le dio un trono en Jerusalén. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

SALMO RESPONSORIAL

Sal 18 (17), 31. 47 y 50. 51

R/. Bendito sea mi Dios y Salvador.

Perfecto es el camino de Dios, acendrada es la promesa del Señor; Él es escudo para los que a Él se acogen. /R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador. Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor, y tañeré en honor de tu nombre. /R.

Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido, de David y su linaje por siempre. /R.

EVANGELIO

Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 14-29

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de Él. Unos decían: -«Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en ÉL.» Otros decían: -«Es Elías.» Otros: -«Es un profeta como los antiguos.» Herodes, al oírlo, decía: -«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.» Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: -«Pídeme lo que quieras que te lo doy.» Y le juró: -«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: -«¿Qué le pido?» La madre le contestó: -«La cabeza de Juan, el Bautista.» Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: -«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.» El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.  «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»

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