Hermanos: Saludos a Prisca y Aquila, colaboradores míos en la obra de Cris­to Jesús; por salvar mi vida expusieron su cabeza, y no soy yo solo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles. Saluden a la Iglesia que se reúne en su casa. Saludos a mi querido Epéneto, el primer convertido de Cristo en Asia. Saludos a María, que ha trabajado mucho por ustedes. Saludos a Andrónico y Junia, mis paisanos y compañeros de pri­sión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo. Saludos a Ampliato, mi amigo en el Señor. Saludos a Urbano, colaborador mío en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquis. Salúdense unos a otros con el beso ritual. Todas las Iglesias de Cristo los saludan. Yo, Tercio, que escribo la carta, les mando un saludo en el Señor. Los saluda Gayo, que me hospeda, y toda esta Iglesia. Los saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y nuestro hermano Cuar­to. Al que puede fortalecerlos según el Evangelio que yo proclamo, pre­dicando a Cristo Jesús, revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en los escritos proféticos, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las na­ciones a la obediencia de la fe, al Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

 

SALMO RESPONSORIAL

Sal 145 (144), 2-3. 4-5. 10-11

R/. Bendeciré tu Nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. /R.

Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas. /R.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. /R.

 

EVANGELIO

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecerlos con su pobreza.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Gánense amigos con el dinero injusto, para que, cuando les falte, los reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es hon­rado. Si no fueron de fiar en el injusto dinero, ¿quién les confiará lo que vale de veras? Si no fueron de fiar en lo ajeno, ¿lo suyo, quién se los dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero». Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de Él. Jesús les dijo: «Ustedes presumen de observantes delante de la gente, pero Dios los conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta». «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»

TeólogoLecturas  Hermanos: Saludos a Prisca y Aquila, colaboradores míos en la obra de Cris­to Jesús; por salvar mi vida expusieron su cabeza, y no soy yo solo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles. Saluden a la Iglesia que se reúne en su casa. Saludos a...Tu adoración diaria al Santísimo - Manual de oración y formación católica