«Consuelen, consuelen a mi pueblo, -dice su Dios-; hablen al corazón de Jerusalén, grítenle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados». Una voz grita: «En el desierto prepárenle un camino al Señor; allanen en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos –ha hablado la boca del Señor–» Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está su Dios. Miren, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Miren, viene con Él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres». «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

 

SALMO RESPONSORIAL

Sal 85 (84), 9ab-10. 11-12. 13-14

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. /R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. /R.

El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante Él, la salvación seguirá sus pasos. /R.

 

SEGUNDA LECTURA

Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pedro 3, 8-14

Queridos hermanos: No pierdan de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen al­gunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se convier­tan. El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser su vida! Esperen y apresuren la venida del Señor, cuando desapare­cerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, espera­mos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperan estos acon­tecimientos, procuren que Dios los encuentre en paz con Él, in­maculados e irreprochables. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

 

EVANGELIO

Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Todos verán la salvación de Dios.

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 1,1-8

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”». Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonaran los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero Él los bautizará con Espí­ritu Santo». «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»

TeólogoLecturas  «Consuelen, consuelen a mi pueblo, -dice su Dios-; hablen al corazón de Jerusalén, grítenle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados». Una voz grita: «En el desierto prepárenle un camino al Señor;...Tu adoración diaria al Santísimo - Manual de oración y formación católica