Virgen. Cuando Clara tenía 18 años, San Francisco predicó en Asís los sermones cuaresmales en la Iglesia de san Jorge. Las palabras del santo encendieron el corazón de la joven, quien fue a pedirle, en secreto, que la ayudase a vivir según el Evangelio. San Francisco la alentó en su deseo de dejarlo todo por Cristo. El Domingo de Ramos de 1212, Clara huyó de su casa y se dirigió al pueblo de Porciúncula, que distaba dos kilómetros de donde vivía San Francisco con su comunidad.  Ahí cambió Clara sus finos vestidos por un hábito de penitente, que consistía en una túnica de tela burda y una cuerda de cinturón. San Francisco le cortó el cabello. Como éste no había fundado un convento para religiosas, consiguió alojamiento provisional para Clara en el claustro de las benedictinas de San Pablo, cerca de Bastia. Al poco tiempo, fue a reunirse con su hermana Inés. Más tarde, San Francisco trasladó a Clara e Inés a una casa contigua a la iglesia de San Damián, en las afueras de Asís, y nombró superiora a Clara.  Al cabo de algunos años, había ya varios conventos de las clarisas en Italia, Francia y Alemania. No usaban calzado y dormían en el suelo, no comían carne nunca y sólo hablaban cuando era necesario o por caridad. Se vio favorecida con visiones, por lo que es considerada “patrona de la televisión”. Santa Clara, como verdadera intérprete del espíritu y tradición franciscanos, redactó por su cuenta una regla que los refleja con fidelidad y que prohíbe toda forma de propiedad individual o común. Murió el día 11 de agosto de 1253 a los 60 años de edad. El Papa Alejandro IV la canonizó en 1255.

Virgen. Cuando Clara tenía 18 años, San Francisco predicó en Asís los sermones cuaresmales en la Iglesia de san Jorge. Las palabras del santo encendieron el corazón de la joven, quien fue a pedirle, en secreto, que la ayudase a vivir según el Evangelio. San Francisco la alentó en su deseo de dejarlo todo por Cristo. El Domingo de Ramos de 1212, Clara huyó de su casa y se dirigió al pueblo de Porciúncula, que distaba dos kilómetros de donde vivía San Francisco con su comunidad.  Ahí cambió Clara sus finos vestidos por un hábito de penitente, que consistía en una túnica de tela burda y una cuerda de cinturón. San Francisco le cortó el cabello. Como éste no había fundado un convento para religiosas, consiguió alojamiento provisional para Clara en el claustro de las benedictinas de San Pablo, cerca de Bastia. Al poco tiempo, fue a reunirse con su hermana Inés. Más tarde, San Francisco trasladó a Clara e Inés a una casa contigua a la iglesia de San Damián, en las afueras de Asís, y nombró superiora a Clara.  Al cabo de algunos años, había ya varios conventos de las clarisas en Italia, Francia y Alemania. No usaban calzado y dormían en el suelo, no comían carne nunca y sólo hablaban cuando era necesario o por caridad. Se vio favorecida con visiones, por lo que es considerada “patrona de la televisión”. Santa Clara, como verdadera intérprete del espíritu y tradición franciscanos, redactó por su cuenta una regla que los refleja con fidelidad y que prohíbe toda forma de propiedad individual o común. Murió el día 11 de agosto de 1253 a los 60 años de edad. El Papa Alejandro IV la canonizó en 1255.

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