Enero 2014
Hermanos ¡Que la alegría y la paz de nuestro Señor Jesucristo nos acompañen en este Nuevo Año! Tiempo en el que esperamos seguir tras sus huellas y vivir su proyecto de amor. El mes de enero es un mes de muchas alegrías, pues se inicia el año y se plantean metas; por lo que para nuestra fe no puede ser menos. En enero tenemos celebraciones como la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y la Jornada Mundial de Oración por la Paz; las cuales, nos hacen reflexionar sobre un don y una tarea que todos tenemos y debemos procurar: LA PAZ. El pasado 7 de septiembre de 2013, el Papa Francisco convocó a un día de oración, ayuno y vigilia, por la paz del mundo, especialmente de Siria, por lo que este mes de enero se presenta como una buena oportunidad para encarnar esa invitación: ¡Queremos la paz!
La paz es un fruto del Espíritu Santo y por tal motivo es necesario que hagamos el firme propósito de pedirla en oración, y de sembrarla en cada uno de nosotros. Hermanos, convenzámonos de esto, no sigamos pensando que la paz es tarea de otros, sino que, por el contrario, asumamos nuestro compromiso frente a su construcción. Por tal motivo, ante la Madre de Dios y madre nuestra, la Virgen María, Mujer de la Paz, depositemos este anhelo y esfuerzo del mundo: alcanzar la paz.
Ser sembradores de paz conlleva un esfuerzo arduo pero que se justifica. Empecemos por desarmar nuestras vidas del odio, el rencor, la maldad, el egoísmo, la injusticia, el desamor y tantas otras cosas. Cuando yo empiezo a cambiar, la paz ya está dando frutos abundantes. Somos instrumentos de paz cuando saludamos, nos despedimos, no rivalizamos en el trabajo, respetamos a padre y madre, respetamos las autoridades y también cuando las autoridades son justas ante las leyes y normas, etc. Sembramos la paz cuando sabemos que necesitamos de unas normas para que la vida sea mejor; cuando entendemos que cada persona es producto de la creación de Dios y por tanto su vida es sagrada. Hermanos, somos instrumentos y sembradores de paz cuando la procuramos vivir en lo cotidiano de nuestra vida.
Para este año 2014, hagamos el firme propósito de vivir cada día en paz, empezando por cada uno de nosotros en todas nuestras realidades (familia, trabajo, estudio, parroquia, etc.). No esperemos que sea la otra persona quien inicie esta buena obra. El 1 de enero ofrezcamos la Eucaristía, el santo Rosario y nuestra oración personal por la paz de nuestro país y del mundo entero. Recuerda: ¡Tú eres instrumento de paz!
Hermanos, ofrezcamos al Señor este año que comienza, de modo que sea Él quien nos permita vivirlo de acuerdo a su voluntad. Al tiempo, imploremos la bendición de la Santísima Virgen María, para que ella interceda por nosotros ante el Padre a cada instante.
En Familia Minutos de Amor
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