Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas. Y cantaban a coro esta copla: «Saúl mató a mil, David a diez mil.» A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido:           «¡Diez mil a David, y a mí mil! ¡Ya sólo le falta ser rey! » Y, a partir de aquel día, Saúl le tomó ojeriza a David. Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David. Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David y le avisó: «Mi padre Saúl te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro; yo saldré e iré al lado de mi padre, al campo donde Tú estés; le hablaré de ti y, si saco algo en limpio, te lo comuni­caré.» Así, pues, Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David: «¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido, y lo que él hace es en tu provecho: se jugó la vida cuando mató al filis­teo, y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo!» Saúl hizo caso a Jonatán y juró: «¡Vive Dios, no morirá!» Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó adonde Saúl, y David siguió en palacio como antes. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

SALMO RESPONSORIAL

Sal 56 (55), 2-3. 9-10. 11-12. 13

R/. En Dios confío y no temo.

Misericordia, Dios mío, que me hostigan, me atacan y me acosan todo el día; todo el día me hostigan mis enemigos, me atacan en masa. /R.

Anota en tu libro mi vida errante, recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío. Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco, y así sabré que eres mi Dios. /R.

En Dios, cuya promesa alabo, en el Señor, cuya promesa alabo, en Dios confío y no temo; ¿qué podrá hacerme un hombre? /R.

Te debo, Dios mío, los votos que hice, los cumpliré con acción de gracias. /R.

EVANGELIO

Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 7-12

En aquel  tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Ti­ro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante Él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero Él les prohibía severamente que lo diesen a conocer. «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»

TeólogoLecturas  Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas. Y cantaban a coro esta copla: «Saúl mató a mil, David a...Tu adoración diaria al Santísimo - Manual de oración y formación católica