Lectura del libro del Deuteronomio. 31, 1-8

5º PASO: Lecturas.
Sé fuerte, Josué, y valiente: tú has de introducir al pueblo en la tierra
Moisés dirigió a todo Israel y pronunció estas palabras. Les dijo: «Tengo ya ciento veinte años, y ya no puedo salir ni entrar; además el Señor me ha dicho: “No pasarás ese Jordán”. El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esas naciones y tú las tomarás en posesión. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó. El Señor se los entregará y ustedes los tratarán conforme a toda esta prescripción que yo les he mandado. ¡Sean fuertes y valientes, no teman, no se acobarden ante ellos!, pues el Señor, tu Dios, va contigo, no te dejará ni te abandonará». Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: «Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, juró dar a tus padres y tú se la repartirás en heredad. El Señor irá delante de ti. Él estará contigo, no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes». V/. «Palabra de Dios». R/. «Te alabamos, Señor».
SALMO RESPONSORIAL
Sal. Dt 32, 3-4a. 7. 8. 9 y 12
R/. La porción del Señor
fue su pueblo.
Voy a proclamar el Nombre del Señor: den gloria a nuestro Dios. Él es la Roca, sus obras son perfectas. R/.
Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán. R/.
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Israel. R/.
La porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad. El Señor solo los condujo, no hubo dioses extraños con Él. R/.
Tomen mi yugo sobre ustedes
─dice el Señor─, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.
EVANGELIO
Cuidado con despreciar
a uno de estos pequeños
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?». EI llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «En verdad les digo que, si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el Reino de los Cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque les digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué les parece? Supongan que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad les digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Igualmente, no es voluntad de su Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños». V/. «Palabra del Señor». R/. «Gloria a Ti, Señor Jesús».

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