Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágri­mas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.  Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»

SALMO RESPONSORIAL

Sal 121 (122), 1-2. 4-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. /R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. /R.

EVANGELIO

Quien guarda la palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.” El administrador se puso a echar sus cálculos: “¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.” Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?” Éste respondió: “Cien barriles de aceite.” Él le dijo: “Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.”  Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?” Él contestó: “Cien fanegas de trigo.” Le dijo: “Aquí está tu recibo, escribe ochenta.”  Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astu­tos con su gente que los hijos de la luz.» «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»

TeólogoLecturasSeguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágri­mas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su...Tu adoración diaria al Santísimo - Manual de oración y formación católica